Mucha gente toma algunas verdades sobre el conocimiento y el poder de Dios y concluye que Él debería evitar todo mal y sufrimiento. Curiosamente, si lo hiciera, tú y yo no existiríamos. Tendríamos que ser marionetas felices de Dios o nada en absoluto. Consideremos lo que Dios decidió hacer en cambio y cómo esto revela su bondad.
1. En su bondad, Dios nos dio libertad y responsabilidad por nuestras acciones. Por lo tanto, no podemos culpar a Dios por los males que decidimos cometer.
2. En su bondad, Dios no nos creó para el fracaso. Fuimos creados para ser "muy buenos", con una clara advertencia contra la tentación de abrazar el mal.
3. En la bondad de Dios, Él tiene justicia perfecta, y la consecuencia justa de desobedecer a Aquel que nos dio la vida es el sufrimiento y la muerte. Dios, siendo bueno, no puede contentarse con mantener un espacio feliz para criaturas que producen maldad.
4. En su bondad, Dios también está lleno de compasión y misericordia. En su amor, envió a su propio Hijo (Dios en cuerpo humano) a sufrir y morir en lugar de personas como tú y yo para liberarnos de las consecuencias de nuestros pecados.
5. En la bondad de Dios, Jesús resucitó para vencer la muerte. Todo aquel que confía en él también resucitará a un mundo libre de maldad, sufrimiento y muerte.
¿Se complace Dios con el mal y el sufrimiento? No. Los odia más que cualquier ser humano. Sin embargo, como un padre, nos trajo al mundo sabiendo que tendríamos la libertad de hacer el mal, sabiendo que Él tendría que castigarlo, pero también consciente de su propia misericordia. Por lo tanto, nos creó para nuestro bien supremo. Hoy mismo, todos tenemos la oportunidad de conocer a Dios como nuestro Padre y recibir todos los frutos de su bondad para siempre.
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